26 jul 2012

CARTA A UN AMIGO

 

No puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida, ni tengo respuestas para tus dudas o temores, pero puedo escucharte y buscarlas junto a ti.
No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro. Pero cuando me necesites, estaré allí.
No puedo evitar que tropieces.
Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas.
Tus alegrías, tu triunfo y tus éxitos no son míos.
Pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz.
No juzgo las decisiones que tomas en la vida.
Me limito a apoyarte, a estimularte y a ayudarte si me lo pides.
No puedo impedir que te alejes de mí.
Pero si puedo desearte lo mejor y esperar a que vuelvas.
No puedo trazarte límites dentro de los cuales debas actuar,
pero sí te ofrezco el espacio necesario para crecer.
No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te parte el corazón,
 pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos para armarlo de nuevo.
No puedo decirte quién eres ni quién deberías ser.
Solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo. En estos días ore por ti...

En estos días me puse a recordar a mis amistades más preciosas.
Soy una persona feliz: tengo más amigos de lo que imaginaba.
Eso es lo que ellos me dicen, me lo demuestran. Es lo que siento por todos ellos.
Veo el brillo en sus ojos, la sonrisa espontánea y la alegría que sienten al verme.
Y yo también siento paz y alegría cuando los veo y cuando hablamos,
 sea en la alegría o sea en la serenidad, en estos días pensé en mis amigos y amigas
y, entre ellos, apareciste tú.
No estabas arriba, ni abajo ni en medio. No encabezabas ni concluías la lista.
No eras el número uno ni el número final.
Lo que sé es que te destacabas por alguna cualidad que transmitías
y con la cual desde hace tiempo se ennoblece mi vida.
Y tampoco tengo la pretensión de ser el primero, el segundo o el tercero de tu lista.
Basta que me quieras como amigo.
Entonces entendí que realmente somos amigos.
Hice lo que todo amigo: Oré... y le agradecí a Dios que me haya dado la oportunidad
de tener un amigo como tú.

Era una oración de gratitud: Tú has dado valor a mi vida...
 
                                                     Jorge Luis Borges

CONMOVEDORA AUDICION DE EMMANUEL KELLY (The X Factor)


23 jul 2012

21 jul 2012

EXCESO DE VELOCIDAD, NADIE PIENSA EN GRANDE DE USTEDES.


“CONFÍA EN MÍ”



¿Por qué te agitas y confundes por los problemas que trae la vida?
Déjame cuidar de todas tus cosas e irán tornándose mejores.
Cuando te entregues totalmente a Mí,
todas las cosas serán resueltas con tranquilidad, de acuerdo a mis proyectos.
No te frustres, no me ores exigiéndome, como si quisieras
forzarme a realizar tus planes.
En lugar de eso cierra los ojos de tu alma, abandónate en mis manos y con paz dime:
“JESÚS CONFÍO EN TI”.

Trata de evitar esos pensamientos que te angustian
al querer comprender todas las cosas que te pasan.
No arruines mis planes tratando de imponer tus ideas,
déjame ser tu Dios y actuar libremente en tu vida.
Entrégate a mí con plena confianza y deja tu futuro en mis manos y dime:
“JESÚS CONFÍO EN TI”.

Lo que más me lastima de ti es cuando tratas
de razonarlo todo de acuerdo a tus pensamientos,
cuando intentas resolver tus problemas a tu manera,
sin tenerme en cuenta.
Cuando me digas “JESÚS EN TI CONFÍO”, no seas
como el enfermo que le dice al doctor “cúreme”,
pero le sugiere la “mejor” forma de hacerlo.
Yo conozco mejor que tú tu enfermedad y su remedio.
Déjate curar por mí, no tengas miedo, YO TE AMO.
Si ves que las cosas se vuelven peores o más complicadas,
aún cuando estás tú orando; mantén tu confianza en mí,
cierra los ojos de tu alma, abandónate en mí, y continúa diciendo a cada instante:
“JESÚS CONFÍO EN TI”.

Necesito mis manos libres para poder manifestarte mis bendiciones.
No ates mis manos con tus absurdas preocupaciones.
Satanás quiere que te frustres, hacerte desconfiar de mí,
quitarte la Paz y la Alegría que yo te doy.
Confía, confía en mí, descansa en mí, entrégate a mí.
Yo hago milagros en la medida en que tú te abandonas en mí,
y de acuerdo a la fe que tienes en mí.
Así que no te preocupes, dame todas tus preocupaciones
y problemas, pon en mis manos todas tus cosas, tu vida,
ponte todo tú en mis manos y tendrás la Paz.
Y siempre, siempre, dime:
“JESÚS EN TI CONFÍO”.
Y verás grandes milagros.
Te lo prometo con todo mi AMOR.         
                                                                 JESÚS

14 jul 2012

AFERRARSE A LA VIDA

Un fotógrafo que hacía la cobertura de una intervención quirúrgica para corregir un problema de espina bífida realizada en el interior de un útero materno, un feto de apenas 21 semanas de gestación, una auténtica proeza médica, nunca imaginó que su máquina fotográfica registraría, tal vez, el más elocuente grito en favor de la vida conocido hasta ahora

Mientras Paul Harris realizaba la cobertura en la Universidad de Vanderbilt, en Nashville, Tennessee, Estados Unidos, de la que se consideró una  buena noticia  en el desarrollo de éste tipo de cirugías, captó el momento en que el bebé sacó su mano pequeñita del interior del útero de la madre, tratando de tomar uno de los dedos del médico que lo estaba por operar.


La foto, espectacular, fue publicada por varios diarios de los Estados Unidos y su repercusión cruzó el mundo hasta llegar a Irlanda, donde se tornó en una de las banderas más fuertes en contra de la legalización del aborto.
La pequeña mano que conmovió al mundo, pertenece a Samuel Alexander, (el día de la foto él tenía apenas 5 meses de gestación).

Cuando pensamos bien esto, la fotografía es más que elocuente.
La vida del bebé estaba, literalmente pendiendo de un hilo. Los especialistas sabían que no conseguirían mantenerlo vivo fuera del útero materno y que deberían tratarlo dentro, corrigiendo la anomalía fetal y volver a cerrar el útero para que el bebé continuase con su crecimiento normalmente.
Por todo eso, la imagen fue considerada como una de las fotografías médicas más importantes de los últimos tiempos y el recuerdo de una de las operaciones más extraordinarias registradas en el mundo.
Ahora, Samuel se convirtió en el paciente más joven que haya sido sometido a éste tipo de intervenciones, y es posible que, ya fuera del útero de la madre, Samuel Alexander Arms apriete nuevamente la mano del Dr. Bruner.

La presentadora de televisión Justine McCarthy dijo que es imposible no conmoverse con la imagen poderosa de ésta mano pequeñita que aprieta el dedo de un cirujano y nos hace pensar en cómo una mano puede salvar vidas.


La vida, el regalo más hermoso depende de todos nosotros!!!




13 jul 2012

10 jul 2012

LA FRASE DE LA SEMANA

Blanquita, hoy Dios ha llamado a tu sobrino para que disfrute de su amor y de su presencia por toda la eternidad. Y es, en este momento, en donde nos recuerda lo hermosa de expresar en vida cuánto significan esas personitas con las cuales el Padre de Amor ha bendecido nuestra existencia.
La comunidad Gonzalina está contigo y eleva una súplica al Señor para que tu corazón encuentre la fortaleza y la esperanza que algún día EL también nos llamará a su encuentro y estaremos felices de poder fundirnos en un abrazo súblime con quien hoy simplemente nos dice: un hasta luego. 

9 jul 2012

LA HISTORIA DE KYLE


Para meditar...

Un día, cuando era estudiante de secundaria, vi a un compañero de mi clase caminando de regreso a su casa.  Se llamaba Kyle.   Iba cargando todos sus libros y pensé:  “¿Por qué se estará llevando a su casa todos los libros el viernes? ¡debe ser un nerd!”.  
Yo ya tenía planes para todo el fin de semana:  fiestas y un partido de fútbol con mis amigos el sábado por la tarde, así que me encogí de hombros y seguí mi camino.
Mientras caminaba, vi a un montón de chicos corriendo hacia él, cuando lo alcanzaron, le tiraron todos sus libros y le hicieron una zancadilla que lo tiró al suelo.   Ví que sus anteojos volaron y cayeron en el pasto como a tres metros de él.   Miró hacia arriba y pude ver una tremenda tristeza en sus ojos.   Mi corazón se estremeció, así que corrí hacia él mientras gateaba buscando sus anteojos.   Vi lágrimas en sus ojos.   Le acerque a sus manos sus anteojos y le dije:  “¡esos chicos son unos tarados, no deberían hacer esto!”.   Me miro y me dijo:   “¡Hola, gracias!”  Había una gran sonrisa en su cara;  una de esas sonrisas que mostraban verdadera gratitud.   Lo ayude con sus libros.   Vivía cerca de mi casa.   Le pregunté por qué no lo había visto antes y me contó que se 
acababa de cambiar de una escuela privada.   Yo nunca había conocido a alguien que fuera a una escuela privada.  Caminamos hasta casa.   Lo ayudé con sus libros;   parecía un buen chico.
Le pregunté si quería jugar al fútbol el sábado, conmigo y mis amigos, y aceptó.   Estuvimos juntos todo el fin de semana.   Mientras más conocía a Kyle, mejor nos caía, tanto a mí como a mis amigos.   Llego el lunes por la mañana y ahí estaba Kyle con aquella enorme pila de libros de nuevo.   Me pare y le dije:   “Hola, vas a sacar buenos músculos si cargas todos esos libros todos los días”.   Se rió y medio la mitad para que le ayudara.   Durante los siguientes cuatro años, Kyle y yo nos convertimos en los mejores amigos.   Cuando ya estábamos por terminar la secundaria, Kyle decidió ir a la Universidad de Georgetown y yo iría a la de Duke.   Sabía que siempre seríamos amigos, que la distancia no sería un problema.   Él estudiaría medicina y yo administración, con una beca de fútbol.   Kyle fue el orador de nuestra generación.   Yo lo cargaba todo el tiempo diciendo que era un “nerd”.   Llegó el gran día de la graduación.   Él preparó el discurso.   Yo estaba feliz de no ser el que tenía que hablar.   Kyle se veía realmente bien.   Era uno de esas personas que realmente se había encontrado a sí mismo durante la secundaria, había mejorado en todos los aspectos y se veía bien con sus anteojos.   ¡Tenía más citas con chicas que yo y todas lo adoraban! ¡Caramba!  Algunas veces hasta me sentía celoso...   Hoy era uno de esos días.   Pude ver que él estaba nervioso por el discurso, así que, le di una palmadita en la espalda y le dije:   “Vas a ver que estarás genial, amigo”.   Me miro con una de esas miradas (realmente de agradecimiento) y me sonrió.   “Gracias” me dijo.   Limpio su garganta y comenzó su discurso:   “La Graduación es un buen momento para dar gracias a todos aquellos que nos han ayudado a través de estos años difíciles:   tus padres, tus maestros, tus hermanos, quizá algún profesor...  pero principalmente a tus amigos.   Yo estoy aquí para decirles a ustedes, que ser amigo de alguien es el mejor regalo que podemos dar y recibir, y a propósito, les voy a contar una historia.   Yo miraba a mi amigo incrédulo, cuando comenzó a contar la historia del primer día que nos conocimos.   Aquel fin de semana él tenía planeado suicidarse.   Hablo de cómo limpió su armario y por que llevaba todos sus libros con él, para que su mamá no tuviera que ir después a recogerlos a la escuela.   Me miraba fijamente y me sonreía.   “Afortunadamente fui salvado.  Mi amigo me salvó de hacer algo irremediable”.   Yo escuchaba con asombro como este apuesto y popular chico contaba a todos ese momento de debilidad.   Sus padres también me miraban y me sonreían con esa misma sonrisa de gratitud.   Recién en ese momento me di cuenta de los profundo de sus palabras:   “Nunca subestimes el poder de tus acciones:   con un pequeño gesto, puedes cambiar la vida de otra persona, para bien o para mal.   Dios nos pone a cada uno frente a la vida de los otros, para impactarlos de alguna manera.  “Mira a Dios en los demás”.