El área de Educación Religiosa del Colegio Gonzalo Jiménez Navas les da la bienvenida a éste espacio de reflexión, de encuentro personal y de acercamiento a Dios que le permitirá fortalecer su crecimiento espiritual.
26 abr 2011
EL SACO DE CARBÓN
Un día,
Juanito entró a su casa dando patadas en el suelo y gritando muy molesto.
Su
padre, lo llamó. Juanito, lo siguió, diciendo en forma irritada:
-Papá, ¡Te
juro que tengo mucha rabia! Pedrito no debió hacer lo que hizo conmigo.
Por eso, le
deseo todo el mal del mundo, ¡Tengo ganas de matarlo!
Su padre,
un hombre simple, pero lleno de sabiduría, escuchaba con calma al hijo quien
continuaba diciendo:
-Imagínate
que el estúpido de Pedrito me humilló frente a mis amigos. ¡No acepto eso!
Me gustaría
que él se enfermara para que no pudiera ir más a la escuela.
El padre
siguió escuchando y se dirigió hacia una esquina del garaje de la casa, de
donde tomó un saco lleno de carbón el cual llevó hasta el final del jardín y le
propuso:
-¿Ves
aquella camisa blanca que está en el tendedero? Hazte la idea de que es Pedrito
y cada pedazo de carbón que hay en esta bolsa es un mal pensamiento que va
dirigido a él. Tírale todo el carbón que hay en el saco, hasta el último
pedazo. Después yo regreso para ver como quedó.
El niño lo
tomó como un juego y comenzó a lanzar los carbones pero como la tendedera
estaba lejos, pocos de ellos acertaron la camisa.
Cuando, el
padre regresó y le preguntó:
- Hijo ¿Qué
tal te sientes?
- Cansado
pero alegre. Acerté algunos pedazos de carbón a la camisa.
El padre
tomó al niño de la mano y le dijo:
- Ven
conmigo quiero mostrarte algo.
Lo colocó
frente a un espejo que le permite ver todo su cuerpo.... ¡Qué susto!
Estaba todo
negro y sólo se le veían los dientes y los ojos. En ese momento el padre dijo:
-Hijo,
como pudiste observar la camisa quedó un poco sucia pero no es comparable a lo
sucio que quedaste tú. El mal que deseamos a otros se nos devuelve y multiplica
en nosotros. Por más que queremos o podamos perturbar la vida de alguien con
nuestros pensamientos, los residuos y la suciedad siempre queda en nosotros
mismos.
Ten mucho
cuidado con tus pensamientos porque ellos se transforman en palabras.
Ten mucho
cuidado con tus palabras porque ellas se transforman en acciones.
Ten mucho
cuidado con tus acciones porque ellas se transforman en hábitos.
Ten mucho
cuidado con tus hábitos porque ellos moldean tu carácter.
Y ten mucho
cuidado con tu carácter porque de él dependerá tu destino.
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Textos Reflexivos
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