Durante
la era glacial, muchos animales morían por causa del frío.
Los
puercos espín, percibiendo esta situación, acordaron vivir en grupos, así se
daban abrigo y se protegían mutuamente.
Pero
las espinas de cada uno herían a los vecinos más próximos, lamentablemente a
aquellos que les brindaban calor. Y por eso, se separaban unos de los otros.
De
nuevo volvieron a sentir frío y tuvieron que tomar una decisión: o desaparecían
de la faz de la tierra o aceptaban las espinas de sus vecinos. Con sabiduría
decidieron volver y vivir juntos.
Aprendieron
así a vivir con las pequeñas heridas que una relación muy cercana les
podría ocasionar, porque lo que realmente era importante era el calor del
otro. Sobrevivieron.
La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas, es
aquella donde cada uno acepta los defectos del otro y consigue perdón
por los suyos propios.
Las
heridas más crueles que recibimos son infligidas por aquellos que amamos más
y de quienes más somos amados.
Maurice
Baring.
jose me gusto esa historia
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